viernes, 16 de febrero de 2007

EL MAESTRO

Andrés Hurtado García. Columnista de EL TIEMPO. (publicada el 11 de Febrero de2007)

De unos años para acá, el maestro se ha vuelto comidilla y a veces escarnio de medios, padres y Gobierno.
Y no comience diciendo que así como hay maestros buenos no faltan los malos, porque ese no es el caso, me decía una excelente maestra. Lo siento, es que no faltan los maestros indignos aunque la inmensa mayoría sean dignos de toda gratitud.
Todos o casi todos recordamos a un maestro, o a varios, que con su palabra y ejemplo influyeron definitivamente en nuestras vidas. Es más, tal como andan hoy muchísimos matrimonios, es el maestro el que suple lo que es infaltable para un niño y adolescentes: la figura paterna.
Ocurre lo mismo que con los médicos: por unos cuantos que han amputado la pierna que no era, o al terminar la operación no recuerdan dónde dejaron la gasa o el bisturí, no por eso dejamos de reconocer que los médicos son imprescindibles en la sociedad y todos vivimos agradecidos.
Llamo poderosamente la atención a la sociedad porque de unos años para acá el maestro se ha vuelto injustamente la comidilla y a veces el escarnio de los medios de comunicación, de los padres de familia y del Gobierno mismo. Especialmente los medios, y sobre todo la radio, parecen a veces aves carroñeras que magnifican los fallos de los maestros, unos verdaderos y otros falsos.
Si a ello unimos que la legislación y la sociedad proclaman a todos los vientos los derechos de los niños y de los jóvenes y casi nunca sus deberes, si los padres creen que sus hijos son perfectos y deben ganar los años escolares a como dé lugar, si además vivimos y padecemos y hacemos una sociedad violenta, entonces se entiende por qué los maestros viven amenazados, se deben esconder, son insultados frecuentemente por padres y alumnos.
Por más que progrese el Internet, siempre se necesitará la figura del maestro y... hoy ya nadie quiere ser maestro, las facultades de educación de las universidades se están cerrando. Padres y alumnos y sociedad creen, en muchos casos, tratándose obviamente de los muchachos que no estudian y de los padres alcahuetes, que los años escolares se ganan con tutelas, cartas a las secretarías de Educación, insultos y amenazas.
El conocido juez de menores español Emilio Calatayud dice: "Hay que recuperar la autoridad que tenía el maestro. Hay que recuperar la tarima. Los símbolos de autoridad son importantes".
Al recibir el premio Nobel de Literatura, Albert Camus dedicó un hermoso párrafo a su maestro de escuela. Helo aquí:
"Esperé que se apagara un poco el ruido que me ha rodeado todos estos días antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que yo era, sin su enseñanza y ejemplo, no hubiese sucedido nada de todo esto. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso en ello continúan siempre vivos en uno de sus pequeños escolares que, pese a los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido. Lo abrazo con todas mis fuerzas", Albert Camus.
Andrés Hurtado García

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